* Bernardino Vázquez Mazatzi

Informe de gobierno municipal: el show

 Desde hace varios años, muchos años, los informes de los gobiernos municipales son exactamente lo mismo: autoelogios, total ausencia de autocritica, culto a la personalidad, exageración en los logros, cuentas alegres, avance innegable, promesas cumplidas, el discurso que señala el inicio de la vida, la inteligencia personificada a su llegada y la promesa que tras su partida se habrá mostrado el camino que nadie más podrá enseñar.

Los informes de los gobiernos municipales son el show, la oportunidad única de lucimiento, la posibilidad de ser escuchado sin interrupción, la casi garantía hacer realidad los logros por conjuro de una ceremonia de incondicionales y de asegurar que lo que se dice que se hizo e invirtió no se había hecho nunca antes y que ojos humanos jamás lo volverán a ver pues es producto de entes carentes de malicia, codicias, malas mañas y tentaciones.

Los informes de labores son fechas en que los munícipes reciben la mayor cantidad de recordatorios familiares por parte de la sociedad a la que sólo, únicamente, sirven, pues son los días en que el resto de los funcionarios se consagran a tan magna ceremonia de lucimiento y dejan para otro día, otra semana o mes el asunto o la respuesta que en otros planetas necesitaría de cinco minutos con el pretexto de que “es que estamos en esto del próximo informe del presidente”

El informe sirve para retroalimentar el ego del alcalde que se sabe en el poder, elegido por los dioses, el centro de la atención, al que muchos, está seguro, deben saludar, abrazar y felicitar; es quien ese día cuida que no se cuelen los detractores que todo critican, el que cierra las calles en torno al recinto elegido con la consecuente molestia del pueblo esa fecha no invitado al Olimpo por ser innecesaria su presencia.

El informe del presidente municipal cuenta con presupuesto para dar a conocer los logros, las acciones y omisiones, lo realizado y lo no alcanzado, lo que se hizo y lo que falta por hacer… debe utilizarse única y exclusivamente para informar en qué, cómo, dónde y cuándo se ejerció el presupuesto que el pueblo le entrega para su administración y correcto uso.

El recurso destinado a gastos de ceremonias no debe servir para auto promocionarse políticamente, ni para hacer alarde de poder, ni para despilfarrar el erario, ni para causar molestias a la sociedad que le exige resultados, ni para glorificar su tiempo como si el pueblo no supiera que como él, ya hubo muchos, y habrá otros tantos, con el mismo discurso, con los mismos sueños de rey enano, con las mismas promesas y con la misma posibilidad de pasar a la historia como un presidente municipal más, como otro más que quiso pero no pudo, que se subió a su ladrillo y le dio mal de montaña, que llegó y se fue sin cumplir las expectativas del municipio.

El presidente municipal es feliz porque ese día un representante del gobernador llegó a endulzarle el oído diciendo lo que ambos quieren escuchar porque sólo palabras dulces se dicen. El presidente es dichoso porque ese día escucha sólo aplausos pues para eso se paga; es envidiable y envidiado porque esa fecha la gente hace fila para el besa manos, porque ese momento es irrepetible y porque contrario a lo que se cree, hasta los regidores que se dicen y que debieran ser de oposición, se forman para besarle la mano y comprometer su mejor esfuerzo para hacer que la ciudad siga en las mismas condiciones: igual a como la encontraron y se puede, peor.

¿Dónde están los que cobran el diezmo a los proveedores y contratistas?, ¿Dónde han quedado los funcionarios arrogantes y prepotentes que se niegan a recibir las comisiones de vecinos que exigen ser atendidos?, ¿Dónde puede verse a los servidores públicos déspotas y negligentes que se estorban entre sí pero que no dan respuesta…?, ¿en donde se esconden en esa fecha la incompetencia, la ineptitud, el abuso policiaco, el pago mil veces pospuesto, la postergación de la respuesta, las obras de mala calidad… la parte negativa del todo?

No hay quien se ponga este traje porque nadie intenta ponérselo, no vaya siendo que sea a su medida, a la medida de muchos… no se lo deben poner porque este artículo no ha sido escrito para los presidentes municipales de Tlaxcala, ni para los de todo México… tal vez ni siquiera para alcalde alguno de esta nuestra sufrida América Latina, sino para los alcaldes que gobiernan a la perfección en el cosmos, para quienes saben que su discurso llega hasta el infinito y más allá…

* Escritor y Periodista